Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés

viernes, 16 de septiembre de 2011

Sobre la proyección de mi tinta.


Escupo mi veneno
y lo transformo en tinta,
para luego transmitirlo
así en palabras.

Solo busco la atención
del que me encuentra.
No pretendo enseñar
nada sino mi alma.

Agradezco por momento
a mis heridas,
que escudriñan
el trasfondo de las dagas.

La ponzoña que libero
en estas líneas,
consigue el alivio de
muchas huidas encriptadas.

Entenderme a veces
parece un enigma
ni siquiera yo acostumbro
a interpretarlas.

Quizás yerro de cronopios
inservibles,
adheridos a las
observaciones diarias.



"Las batallas de una historia forman parte de los detalles principales que nos alcanzan."

jueves, 15 de septiembre de 2011

Derredor.



Obedecen sin sospecha a las
paradojas encubiertas.

Utilizan el miedo
como arma en alerta.
Pretenden la hecatombe
de la conciencia.
Cobardes adheridos
a la rutina imperfecta.

Trueque difuminado de
sentimientos por monedas.



Desprogramarnos sería
una buena idea.





Solo queremos salvarnos
de esta selva inquieta.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Restos de una huida.



Siento agonía al contemplar
como te llevaste mis impulsos
más primitivos cuando marchaste
tras la tormenta.

Siempre te ha gustado más
la calma de la marea,
que enfrentarte a la furia
de las olas cuando rompen
en la arena.

Me arrebataste la ilusión
con la que jugaba para
mantenerme despierta.

Se desvaneció el motor
de mis instintos,
la chispa acontecida
que ardía por mis venas.

Solo quedan deshechos
de lo que fui,
mis vísceras han quedado
secas.

Y aun, aseguras,
que algún día
me las devolverás,
con total certeza.

Pero para ello,
tengo que deshacerme
de la tormenta.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Libérate.



Huye alma,
rompe la muralla de este cuerpo
y sumérgete en lo eterno.
Como si se tratase
de una serendipia,
recréate en el encuentro,
forma parte del universo.

Fugate con lo auténtico.
Abandona la envoltura y traje
que te condenan al desconcierto;
donde quedan los deseos y,
el corazón bombea para
mantener cuerdos a pulmones,
hígado y cerebro.
Escapa a la síntesis energética,
donde principio y fin
se enfrentan,
en un todo completo.